MAPA GRIS

Más que tocar la puerta, la primavera parecería haberse instalado entre nosotros desde hace un par de semanas, pues sobran señales que la anuncian, como los árboles que florecen —en el caso de la Ciudad de México, las jacarandas son el símbolo más colorido y vistoso del cambio de estación—, los potentes rayos del sol y las elevadas temperaturas. Y como consecuencia de estas últimas, una copa de vino fresco, como Hito Rosado, se presenta como una gran manera de recibir la temporada.

 

Esta etiqueta de Bodegas Cepa 21 tiene las características precisas para el calor primaveral, comenzando con la citada frescura. Elaborado con uva tempranillo, este vino es una experiencia completa, desde antes de probarlo. Su tono palo de rosa atrae desde la botella y se aprecia mejor una vez servido en la copa. Entonces, llega el momento de disfrutar sus notas aromáticas: flores blancas, fresas maduras, frambuesa y hasta toques cítricos. Las mismas notas se repiten en boca, con el añadido de un final equilibrado y vivaz.

Todo ello define un perfil que José Moro, presidente de la bodega, define como “la expresión renovada de los rosados de antaño, un vino fresco que te hace sonreír en cada sorbo, es pura juventud unida a ternura y melosidad en boca”. Estas cualidades relacionan de manera natural a Hito Rosado con la primavera. No en balde se trata de uno de los referentes de Cepa 21 y de un embajador de la Ribera del Duero.

 

Al ser elaborado sin barrica, su periodo de maceración es breve, para lograr su color distintivo; además, gana cuerpo y untuosidad gracias a su crianza sobre lías (que no son otra cosa que las levaduras muertas y otros sólidos, como restos de uvas y semillas). Un vino como éste se vuelve apetecible en automático, más todavía en los días calurosos —y si es al aire libre, en una terraza, por ejemplo, suena insuperable.